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Emmi Pikler fue una pediatra formada en Viena durante los años 20 del siglo pasado, en la cuna europea de las ideas reformistas. Su espíritu autodidacta se nutrió del psicoanálisis (Freud, Bowlby, Spitz, Wallon, Winnicot), del constructivismo, de la teoría del apego y de autoridades de la pedagogía como Montessori ó Steiner.
Emmi Pikler demostró su “visión del niño como ser autónomo” durante décadas, hasta que su tesis alcanzó validez científica, observando, reflexionando y registrando la actividad cotidiana de cientos de niños y niñas en el “Hogar Infantil” de la calle Lóczy (Budapest), después “Instituto Lóczy”, que Emmi Pikler dirigió desde 1946 hasta 1979. Cientos de criaturas, cuyas familias biológicas no las podían mantener a su cargo, encontraron en Lóczy un verdadero hogar, más que un orfanato al uso. Emmi Pikler se esforzó en cubrir todas sus necesidades, ofreciéndoles el máximo bienestar y favoreciendo su optimo desarrollo en todos los planos de la persona (físico, emocional, cognitivo, social).
Desarrolló una serie de Principios Pedagógicos para formar a las cuidadoras que se ocuparían de los bebés, pero más que un “método”, Emmi Pikler propone una manera diferente de mirar al niño, que se explicita en un cambio de actitud del adulto, una transformación del rol que desempeñamos (padres-madres-educadores/as) en nuestra relación con cada niño y niña, quedando los adultos en un lugar de igualdad y respeto respecto a los bebes
Para favorecer la calidad de este vínculo Emmi Pikler crea un sistema de cuidados único y original, casi un arte, convirtiendo los momentos cotidianos de los cuidados (aseo y vestido, lactancia y comidas, porteo, estar en brazos e inducción al sueño) en momentos privilegiados, de máxima intimidad, atención y contacto, en los que el bebé experimenta e integra vivencias esenciales que cimientan
la seguridad emocional que necesita para sentirse disponible a nivel psicomotriz y mostrarse activo en la exploración de su entorno, y así poder apropiarse del mundo externo por propia iniciativa, favoreciendo el aprendizaje autónomo.
1- Cuidado infantil. En este área Pikler explora la dimensión relacional entre adultos y niños, en la cual el adulto es el responsable de la interacción positiva. La estabilidad interior y la presencia en el cuidado del niño son la base de la pedagogía Pikler . Cada acción debe producirse siguiendo los propios intereses del niño para poder establecer un vinculo de confianza.
2- Un segundo punto básico es permitir que el niño pueda hacerlo todo por si mismo. Debe darse el margen suficiente para poder cubrir esta necesidad básica del niño. El objetivo es permitir el libre desarrollo de los movimientos y de los ritmos individuales.
3- Otro aspecto en este concepto es prestar una atención especial al entorno para poder crear un ambiente de seguridad y garantizar que el juego y los cuidados tienen lugar de acuerdo con la edad del niño.
El niño , al sentirse libre, se muestra con una actitud más positiva, más activa e interesada que le llevara a aprender los movimientos a partir de su propia acción y autonomía. Esta libertad queda asegurada por una “ropa adecuada”, un espacio suficiente y la asistencia de todo adiestramiento por parte del adulto. El desarrollo motor se realizará de esta forma de un manera completamente espontánea, mediante su propia actividad autónoma.
“Moverse en libertad”, este el título de uno de sus libros. En él explica el propósito de establecer un método de educación en el que el desarrollo motor del niño se desarrolle de un modo espontáneo en función de su maduración orgánica y nerviosa.